Primera expedición a Chile...

Suena muy mal, pero esta semana me he ido de compras a Chile ni más ni menos...que los centros comerciales no me gustan, oiga! Me excuso: la cuestión es que el tema de las compras tipo tecnología (me había explotado el secador el otro día, RIP), material de montaña etc. en Argentina está caro, porque por lo visto están haciendo una promoción de la industria nacional y todas las importaciones salen por un ojo de la cara. Si a eso le sumas el tema del cambio de la moneda, pues todo el mundo me recomendó ir a Chile de visita y aprovechar para hacer de Carrie Bradshaw. Y decidí hacer caso a los autóctonos :) Todavía no he hecho las cuentas, así que estoy con la intriga de si he hecho el canelo pero bien... Total, que el martes crucé para Chile por el paso Mamuil Malai, que está muy cerquita de Junín, al ladito del volcán Lanín...

...para llegar a Pucón, una ciudad turística al pie del volcan Villarrica. Decidí alquilar una bici para pedalear hasta el lago Caburgua y ver las cascadas que había por el camino...pero un señor medio francés medio chileno se ofreció a llevarme hasta el lago en su camioneta y me avisó de que había una cuesta bastante mortal...así que decidí montar la bici en la furgo y hacer el vago. El hombre había dejado su vida en francia (allí había hecho historia del arte, dado clases de baile, montado su propia escuela de danza, se había reconvertido a restaurador y había trabajado restaurando un castillo y un hostal, había trabajado del turismo...me quedé con ganas de copiarle la vida, pero creo que llego tarde...) y estaba haciéndose una cabaña en el monte, con vistas al lago, y quería comprar unos caballos y poner más cabañitas para turistas que quisieran desconectar del mundo, sin electricidad y todo con paneles solares... Me dejó en el lago Caburgua.

Me había dicho el hombre que el agujero de la capa de ozono está justo por esa zona y que el sol era peligroso...lo que me faltaba para mi hipocondriaquismo leve!!! (El otro día me contaron que el chagas lo transmite una cucaracha que te pica sin que te enteres y se progaga cuando te rascas, y que hay al norte de Argentina pero aquí no. Así que cuando me picó una arañita, creo, empecé a dudar de si la única cucaracha chunga que había en la patagonia me la había cruzado yo...en fin, la cabeza va as u bola para donde le da la gana!!). Como iba sin gorra me puse el pantalón del pijama como turbante, aunque para la foto me lo quité para no parecer la loca de la pradera. Txapela buruan eta ibili munduan!! Al aita le cogí una piedrecita en el paseo por el lago, que aparece en algún lugar de la foto...

La vuelta ya sí fue en bici hasta Pucón, 25km...en el kilómetro uno estaba dando las gracias de que me hubiera acercado el hombre porque ya no sentía el culo con el sillín de carreras dolorosísimo, y con el incordio de la cámara de fotos cruzada delante que me molestaba al pedalear...otros 25 km de subida adicionales en el día y habría pedido la eutanasia a gritos... Eso sí, el paisaje idílico con el volcán Villarrica siempre al fondo. Suele echar humo, pero no tuvo muchas ganas ese día.

Paré en un par de cataratas. Las de Bella Vista, con unas cuevas llenas de musgo verde fluorescente y reflejos esmeralda con el movimiento del agua. ¡¡Creo que vi un colibrí!! aunque me dijo una señora que no había en la zona yo estoy bastante convencida de que era un colbrí marroncito (porque no podía ser una libélula tan gorda). En esos momentos me habría encantado tener las gafas que me hice para conducir y están muertas de asco en Gasteiz...maldita minimiopia!

También paré en los ojos del Caburgua, que es donde resurgen las aguas del lago que se filtran desde éste por cuevas volcánicas subterráneas hasta aparecer aquí. Aquí el agua en vez de verde es azul turquesa...

Y después de más camino de tierra y pedrera, que me iba derrapando la bici en las cuestas arriba y en las cuestas abajo iba como pisando huevos! temeraria total, a 2 por hora. Iba pensando que realmente no tengo muy asimilado lo de bajar cuestas, ni en bici ni andando...y me acordé de la historia de la cabra en Mutriku que perseguía al aita cuesta arriba pero iba lenta cuesta abajo. Pues a mí me pasa lo mismo. Me doy un poco de vergüenza propia y hasta que no asimile lo de bajar cuestas no me podré considerar escaladora...¡con miedo a un culetazo! pero es que son tan molestos...me estoy yendo por las ramas...Cuando llegué a Pucón cogí un bus a Villarrica (y probé el pisco sauer) y allí es donde al día siguiente hice de loca de las compras compulsivas y comí en una casita de madera en medio de un sitio de artesanos donde servían asado unas mapuches al estilo tradicional...

Acabé mi excursión chilena echando la tarde en unas termas al lado del Lago Pellaifa, un lago que surgió en el terremoto de 1960 (o por lo menos le subió el nivel y dejó un montón de árboles en medio del agua). Aguas termales y barros. Yo no sabía que los barros olieran tan mal. Me olía a pollo asado! y darse pollo asado en el pelo y en la cara da un poco de grima...pero todo sea por el bien de mi cutis, jejje El viaje acabó redondo, porque en las termas conocí a un grupo enorme de jubilados que me acercaron con su bus, me invitaron a cenar con ellos y me contaron historietas de terremotos. Ya po!!